MADRID, ESPAÑA// La pobreza energética es un problema que aumenta cada año en nuestro país a medida que sube el precio en las facturas de gas y luz, según advierte la compañía energética de autoconsumo PV Solar. En 2018, los ciudadanos españoles vieron cómo el precio de la luz subía más de un 13%, lo que tiene como consecuencia que muchos españoles se vean con crecientes complicaciones a la hora de abonar sus facturas domiciliarias.
Según un reciente informe del Observatorio Europeo, aproximadamente el 10% de los hogares españoles; es decir, unos 4,6 millones de personas se encuentran en situación de pobreza energética. Un problema aún más grave para las pensionistas, ya que el 26% de las mujeres mayores de 65 años españolas destinan más del 10% de sus pensiones solo a pagar las facturas de la luz. Estas cifras se sitúan muy por encima de la media europea, superior además a muchos países en los que las pensiones a jubilados son significativamente mayores que en España.
En Madrid ya son más del 20% de ciudadanos en riesgo de pobreza energética. Ante esta delicada situación, empresas como PV Solar creen que la solución radica en el autoconsumo energético; es decir, en que sean las propias comunidades de vecinos quienes generen electricidad a través de la instalación de placas solares fotovoltaicas. Esto puede generar un ahorro en las facturas de hasta el 70%, como ya ha comprobado la compañía en los proyectos que lleva a cabo.
“El autoconsumo ha demostrado ser una herramienta efectiva para recortar la pobreza energética y para dejar de poner en peligro la salud de todas esas personas que viven en casas que no cumplen la habitabilidad técnica”, explica Sebastián Martínez, especialista en energía solar fotovoltaica y cofundador de PV Solar.
“Muchas de esas 4,6 millones de personas disponen o tienen acceso a una cubierta o tejado. Nuestro lema es que quien tiene una cubierta, tiene un tesoro y, con ello, se les ofrece una gran oportunidad para dejar de sufrir la carga eléctrica que afrontan desde hace años”, asegura.
Martínez añade que, además de la rentabilidad, el autoconsumo no genera contaminación y ayuda a generar empleo verde. Además, tanto el precio como las dificultades burocráticas han disminuido respecto a hace unos años. En 2007, una placa costaba 700 euros y un permiso se daba en un plazo medio de seis meses. En 2019, vale 70 euros y en treinta días puede conseguirse la autorización necesaria para su instalación.
Todavía no hay ningún comentario.