MADRID, ESPAÑA // La decisión del Gobierno belga de operar a largo plazo al menos tres de sus siete reactores nucleares en funcionamiento refleja la necesidad de esta fuente de energía, que en 2008 produjo el 53,76% de la electricidad consumida en el país. Bélgica se suma así a otros muchos países de nuestro entorno que siguen apostando por la energía nuclear, tales como Francia, Finlandia, Eslovaquia o Bulgaria y más recientemente Reino Unido y Suecia, así como Polonia e Italia, que en la actualidad no tienen centrales nucleares.
El Ministro belga de Energía y Ciencia, Paul Magnette, ha sido el propulsor de la operación a largo plazo basada en el informe GEMIX encargado por el Ejecutivo para conocer la repartición energética ideal y conseguir una seguridad de suministro con precios estables en el horizonte 2020-2030. En el estudio se indica que, si no se mantienen en operación los reactores nucleares actuales, se pondría en peligro la seguridad de suministro del país y se impediría reducir las emisiones contaminantes.
Guiado por esta recomendación, el Gobierno belga ha decidido hoy que los reactores Doel I y II y Tihange I podrán seguir operando hasta 2025, en lugar de preparar su cierre para 2015. Hay que recordar que en el año 2003 el Gobierno de aquel momento, en coalición con el Partido Verde, adoptó un cierre gradual y progresivo de las instalaciones nucleares después de 40 años de funcionamiento y prohibió la construcción de nuevos reactores. Hasta ahora, no se había puesto seriamente en cuestión la Ley de desmantelamiento progresivo.
Para la Presidenta de Foro de la Industria Nuclear Española, María Teresa Domínguez, “la postura del Gobierno belga de apoyo a la operación a largo plazo es absolutamente responsable. Está basada en un informe técnico exhaustivo realizado por expertos nacionales e internacionales que aconsejan mantener las centrales nucleares belgas en operación para garantizar un mix eléctrico equilibrado, mantener puestos de trabajo, sus conocimientos y capacidades tecnológicas y frenar las emisiones contaminantes. La realidad energética y medioambiental del país ha demostrado que había que reconsiderar la política de cierre gradual de sus reactores”. Y refiriéndose a España, en su opinión “el Gobierno español debería haber considerado el informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear para mantener en operación Santa María de Garoña por 10 años más. También se debería mantener el peso nuclear en España, tal y como recomendó el pasado mes la Agencia Internacional de Energía”.
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