MADRID, ESPAÑA// El Gobierno mantendrá el precio de la luz. Una medida encaminada a ayudar al candidato Rubalcaba, que tiene detrás nada menos que un Gobierno empujándole. Pero desde el punto de vista del consumidor, es una mala noticia. Pagaremos más.
Primero miremos a la Tasa de Último Recurso, que es la que utilizan 24 millones de consumidores españoles. La factura de esa tasa (TUR) se divide en dos partes prácticamente iguales. La primera es lo que se llama el peaje e incluye varios conceptos, todos dependientes del Gobierno. Incluye los impuestos y también los costes reconocidos de la producción de la electricidad. Singularmente, los costes de la producción de energías renovables, que están absolutamente disparados. La segunda es la subasta, que recoge la situación del precio de la energía en ese momento. La subasta la marca el mercado.
La última subasta registró un aumento de entre el 9% y el 13% en el coste de la energía. Si el Gobierno mantuviese la parte que depende de él (el peaje) sin cambiarla, la luz subiría a partir de octubre un 5,9 por ciento. Titular de los periódicos: «El Gobierno sube la luz un 6 por ciento». La entradilla diría algo así: El Gobierno vuelve a subir el recibo de la luz en plena crisis. Ya lo hizo en enero, un 9,8 por ciento, más un 1,5 por ciento en julio. Desde 2006 el precio de la electricidad ha venido subiendo por encima de la inflación. Para evitar un nuevo aldabonazo a la trémula campaña de Rubalcaba, Zapatero ordena a Sebastián que baje la parte regulada para que los consumidores no tengan más motivos de cabreo el 20 de noviembre.
Pero esta decisión tiene un problema. No sólo no es un alivio, sino que nos va a obligar a pagar más. Es fácil de entender. El peaje recoge el reconocimiento de los costes de producción. Pero no todos esos costes se ven reflejados en la factura. Nuestra factura es menor de lo que debería ser. Ese déficit de los consumidores, de nosotros, con las empresas eléctricas, el llamado déficit de tarifa, se acumula en una deuda que ronda ya los 20.000 millones de euros.
El déficit de tarifa es una deuda que vamos acumulando los consumidores con las compañías eléctricas. Nosotros pagamos al ciento por ciento esos costes. Sólo que sólo una parte en el momento. Lego pagaremos lo que se adeuda más los intereses. Y lo haremos con futuras subidas de la luz. Como dice la Comisión Nacional de la Energía, “el consumidor realmente paga ya la tarifa real, aunque él no decida la parte que financia”. Y añade: “Este déficit se financia a largo plazo por el sistema, convirtiéndose el principal y los intereses de la deuda en un coste permanente del sistema” . Como mínimo, “el consumidor tiene derecho a conocer y a ser facturado al verdadero precio de la electricidad que debería estar pagando y a que él mismo decida si financia o no una parte de su consumo, como haría con cualquier bien o servicio”. Pero el Gobierno obliga a los consumidores a realizar un pago diferido y a pagar los correspondientes intereses.
Es más, dado que la factura refleja un precio actual menor que el que debiera, nos lleva a los consumidores a hacer un mayor consumo del que haríamos si reflejase todo el coste de la producción de electricidad. Es decir, que consumimos más. Y gastamos más. Cada paso en la dirección de reducir el peaje, como el que hará el Gobierno para ayudar al candidato Rubalcaba, no sólo no nos ahorra dinero sino que nos cuesta más.
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