A mediados de diciembre de 2001 se produjeron importantes cortes de suministro eléctrico en Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana causados por una fuerte bajada de las temperaturas. El descenso, consecuencia de una ola de frío siberiano, alcanzó cotas históricas en España y produjo un aumento de la demanda de energía eléctrica destinada a principalmente a calefacción.
Según los Gobiernos Autónomos, los cortes afectaron a 1 millón de abonados en Cataluña, 1 millón en Madrid y 350.000 en Levante, además de numerosos municipios y empresarios. Las compañías eléctricas argumentaron que la causa de los apagones fue la excesiva demanda en las horas punta (entre las 18.00 y las 20.00), que saturó las líneas eléctricas colapsando la distribución de energía a los usuarios.
Debido al elevado consumo de esos días, desde el Ministerio de Economía se pidió a Ayuntamientos y empresas que moderaran el consumo durante esas horas. Ante la magnitud de la situación, que originó críticas de ciudadanos, políticos y empresarios, las Comunidades Autónomas de Cataluña y Madrid abrieron expedientes sancionadores a las compañías eléctricas que operaban en su territorio y a Red Eléctrica Española (REE), la empresa que gestiona las líneas de transporte de electricidad en España.
Así mismo, usuarios de diversas compañías iniciaron trámites para solicitar indemnizaciones por los daños causados.
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