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Brasil, fuente de energía y medio ambiente: retrospectiva y perspectivas



BRASIL // La vitalidad actual y futura de la energía, en el Brasil, se confunde con la propia salud y prosperidad económica nacional. Siendo la energía un recurso de primera necesidad, las preocupaciones con suplementos energéticos fueron acentuados en la fase del conflicto árabe-israelense y del embargo del abastecimiento del petróleo, en octubre de 1973, cuando especialistas y dirigentes manifestaron inquietudes en cuanto al avance, de forma indiscriminada, del uso de los recursos no renovables, como el petróleo y el gas natural que estaban teniendo serias repercusiones en el medio ambiente. (Dória, 1976). Varios fueron los problemas surgidos para los países consumidores, de los cuales pueden ser destacados el racionamiento de combustibles y el desempleo.

Secretaría Especial de Medio Ambiente

El medio ambiente, tratado como materia interdisciplinar, comenzó a surgir, en carácter oficial, a partir de 1973, cuando fue creada la Secretaria Especial de Medio Ambiente (SEMA)(1) «orientada para la conservación del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales» . De esta forma, las plantas de transformación de energía, las refinerías de petróleo y otras quedaron sujetas, antes de su construcción, a la presentación de Relatorios (informes) de Impacto Ambiental (RIMA)(2) .

Las preocupaciones de la política energética siempre expresaron la necesidad de la existencia de un sistema organizado, de forma a no descuidar la competitividad de las economías y simultáneamente garantizar un desarrollo energético sustentable, que deberá pasar por el aumento de la eficiencia del sector y por la mejor utilización de sus fuentes de energía.

Perspectivas energéticas

Como la demanda de electricidad viene aumentando considerablemente en el Brasil, existen algunas opciones para corto plazo y varias para generación eléctrica en pequeña escala o propuestas especiales. La construcción de más plantas hidroeléctricas acarrearía efectos sociales y ambientales desfavorables, tal como la inundación de grandes áreas, que son inevitables y deben ser aceptados. Una otra opción serian el gas natural o plantas de óleo combustible, recursos limitados y caros y que deben ser reservados para otros fines como, por ejemplo transporte, uso doméstico y materia esencial para varias industrias.

El carbón, con un potencial relativamente alto, presenta muchos problemas ambientales como la lluvia ácida y la emisión de dióxido de carbono. Las otras fuentes de energía tales como la solar, eólica, oceánica y la biomasa también están limitadas a pequeñas escalas, locales o propuestas especiales para futuros previsibles. Visando al abastecimiento de electricidad, la energía nuclear basada en reactores rápidos puede ser presentada como una solución a largo plazo y, a mediano plazo, recorrer a las plantas hidroeléctricas y termoeléctricas de combustibles fósiles.

El hecho que las plantas nucleares aún pasan una cierta inseguridad, como consecuencia de desastres ambientales ya ocurridos, no deja, según los especialistas del área, de ser uno de los sistemas de ingeniería más rigurosamente proyectados y construidos, y los más perjudicados, caso aconteciese algún imprevisto, serian sus funcionarios que estarían dentro de ella, más próximos, y todo harían para evitar accidentes. «El desarrollo de reactores seguros ayudará al País a alcanzar su independencia, en lo que se refiere al abastecimiento energético, y un padrón de vida más alto para toda la población».(Ishiguro,1987).

Eficiencia energética

Según Leite, 1997, la eficiencia en el uso de la energía en el horizonte de mediano plazo está en la conservación de las fuentes de energía para el futuro y en la suma de las acciones con miras, no solo para el control y desperdicio, la operación racional de las máquinas y utensilios, la eficiencia de los proyectos y de la construcción de equipos de producción y transformación de energía, y si, en la eficiencia de las propias máquinas, instalaciones y utensilios en donde la energía final es utilizada. De esa forma, deberían ser evitadas la subestimación y subutilización de los recursos energéticos locales como las mini-hidroeléctricas, los residuos forestales, agropecuarios y urbanos, las biomasas específicas y cada ecosistema.

El potencial energético brasileño, por poseer una gran variedad de formas presentadas en una diversidad de contextos sociales o ecológicos que exigen políticas diferenciadas, proporcionaría un mayor grado de decisión a nivel local y sobretodo un amplio debate público sobre las estrategias de desarrollo y opciones energéticas. (La Rovere,1984). Esas opciones de fuentes de energía renovables son inagotables y pueden ser explotadas a partir de la biomasa, materia orgánica o vegetal ya muy utilizada en los países desarrollados; la basura, valiosa fuente de combustible; la energía solar, por medio de colectores provistos de células «fotovoltaicas» se transforma en energía eléctrica; la energía eólica, por medio de hélices de molinos ya muy utilizadas en las áreas costeras de Europa y Estados Unidos; la energía hidroeléctrica, la fuente de energía más importante del Brasil; o, de la energía térmica, por el aprovechamiento del calor de la tierra.

Derivados de recursos no renovables tenemos la energía nuclear y los combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón mineral. Por comentar, la política nacional de energía, debe ser repensada en función de la dimensión absoluta de la hidroeléctricidad y del potencial hidráulico aún disponible, para salir de la «era de la leña», que se prolongó por el siglo XX, por mucho más tiempo que en los países industrializados quienes quemaron sus florestas hasta el siglo XVIII. Es importante, también, que sean dados los merecidos créditos a las nuevas energías renovables, en especial a la solar y a la eólica, fuertemente correlacionadas con la preocupación ambiental resultante de la quema de combustibles fósiles, preocupación constante de los países industrializados. (Leite,1997).

Por tanto, a pesar de todo que fue hablado es posible endosar lo que dice Rodrigues,1975: «Vivimos en un mundo totalmente dependiente de energía. El consumo de energía refleja el grado de desarrollo de un país y el consumo, por habitante, el padrón de vida de su pueblo». (1) Decreto Nº 73.030, de octubre de 1973 – crea a SEMA – Secretaría Especial de Medio Ambiente. (2) Decreto Nº 88.351, de junio de 1983 – reglamenta varias leyes sobre medio ambiente y, en particular, define RIMA – Relatório (Informe) de Estudios de Impacto Ambiental.

Lucia Maria Praciano Minervino



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