NUEVA YORK , EEUU – 25 de noviembre de 2011 – PRNewswire/ El gigante petrolero estadounidense Chevron ha sido nombrado la compañía de energía «más tóxica» del año 2011 por AlterNet, una prestigiosa revista en línea con sede en los Estados Unidos que sigue de cerca los asuntos ambientales. Véase aquí y aquí.
Chevron ganó el triste premio la misma semana que se encontró a la compañía engañando a las autoridades brasileñas que amenazaban a funcionarios de la empresa con penas de prisión por un creciente derrame en el mar. El tóxico nombramiento llegó también el mismo año en que Chevron perdió la mayor demanda ambiental de la historia por su contaminación intencional de lo que una vez fue la prístina selva tropical de la Amazonía en Ecuador.
Según evidencias presentadas ante un tribunal ecuatoriano que recientemente ordenó a la compañía pagar US$18.000 millones en daños, la contaminación en Ecuador diezmó grupos indígenas y provocó un estallido de cáncer que ha matado o amenaza matar a miles de personas. Chevron operó en Ecuador desde 1964 hasta 1992 bajo la marca Texaco.
AlterNet informó que Chevron superó a ExxonMobile y BP, que se clasificaron en el segundo y el tercer lugar, respectivamente. Koch Industries y Massey Energy se clasificaron en el cuarto y el quinto puesto.
En su revelador informe — «The 5 Most Toxic Energy Companies and How They Control Our Politics» (Las 5 compañías de energía más tóxicas y cómo controlan nuestra política) — AlterNet cita la mala conducta de Chevron en Ecuador como razón principal para merecer el premio.
AlterNet escribe: «El peor legado de Chevron puede estar en Ecuador, donde Texaco (ahora parte de Chevron) pasó 30 años diezmando la selva tropical amazónica, ecológicamente rica, y a las numerosas comunidades indígenas que allí habitan».
Las víctimas en Ecuador se refieren a la catástrofe de Chevron como «el Chernobyl de la Amazonía», y los expertos creen que los daños son muy superiores a los causados por el reciente derrame de BP en el Golfo de México. A diferencia del derrame de BP, que fue accidental, Chevron diseñó su sistema contaminante de extracción de petróleo en Ecuador como forma de reducir los costos de producción.
AlterNet concluye también que Chevron pagó US$85 millones a grupos de presión en Washington desde 1998 para que la ayudaran a encubrir su mal accionar. Y escribe: «(Chevron) ha… movilizado una inmensa cantidad de dinero en efectivo en Washington, y sus prácticas comerciales dieron como resultado una increíble pérdida de vidas. Gran parte de ello sucedió fuera del país, por lo que muchos en los Estados Unidos pueden desconocer los groseros abusos de Chevron».
El premio a Chevron como compañía «más tóxica» sigue a un derrame producido el 7 de noviembre por la empresa en Brasil, que ha filtrado un estimado de 110.000 galones de crudo puro en el océano Atlántico. Funcionarios y ambientalistas brasileños se indignaron cuando el portavoz local de Chevron los engañó sobre el origen del derrame, subestimó intencionalmente la cantidad de barriles derramados en el océano e informó a los reguladores que los daños estaban contenidos, cuando en realidad no era así. Véase aquí.
Según el grupo ambientalista Amazon Watch, con sede en los Estados Unidos, Chevron estaba perforando a mayor profundidad que la autorizada por el gobierno brasileño y tuvo que pedir prestados equipos de sonar para intentar determinar la fuente del derrame. Carlos Minc, funcionario de la provincia brasileña de Rio, dijo que el derrame era un «crimen ambiental» y que le llevó a Chevron casi diez días empezar a contenerlo.
En Ecuador, Chevron ha declarado una guerra abierta al gobierno del país, demandándolo en diversos tribunales en un intento desesperado por transferir la deuda de US$18.000 millones a Petroecuador, la compañía petrolera estatal
La sentencia de Ecuador, dictada tras ocho años de juicio, encontró también que Chevron dejó atrás más de 900 pozos de desechos sin forrar abiertos en el suelo de la selva, que hasta el día de hoy contaminan las aguas subterráneas y descargan residuos de petróleo en ríos y arroyos cercanos. El informe de AlterNet tuvo en cuenta una diversidad de factores para llegar a sus conclusiones. Entre ellos se incluyeron la pérdida de vidas, la extensión de la destrucción ambiental y el uso de publicidad falsa para encubrir su mal accionar.
Chevron ha sido objeto de numerosas burlas por su campaña publicitaria «We Agree» (Estamos de acuerdo), y destina mucho más dinero todos los años a comprar publicidad que lo que ha gastado en su historia en limpiar su legado tóxico en Ecuador, afirma Karen Hinton, portavoz de los ecuatorianos en los Estados Unidos
«Es cada vez más evidente que Chevron, bajo su actual CEO John Watson, se ha convertido en la más deshonesta de las compañías de energía y ha fomentado una cultura interna de impunidad en lo que respecta a abusos», agrega Hinton.
«Hay pocas dudas de que el premio a Chevron como la compañía ‘Más Tóxica’ es ampliamente merecido», agrega.
Hinton comenta que una parte significativa de los fondos de Chevron para grupos de presión se usaron para tratar de convencer al gobierno de los Estados Unidos de que recortara las preferencias comerciales a Ecuador como represalia por permitir que sus ciudadanos formularan sus reclamos legales contra la compañía. Se estima que el recorte de las preferencias comerciales le habría costado a Ecuador unos 300.000 empleos.
Mientras tanto, Amazon Watch llamó por correo electrónico a su red global de seguidores a enviar un mensaje al gobierno brasileño de apoyo a una fuerte respuesta ante el reciente derrame.
«Cualquiera que esté familiarizado con la actual batalla para llevar a Chevron a la justicia en Ecuador sabe que la compañía hará todo lo que pueda para proteger sus ganancias, aun a costa del planeta y la salud humana», dice Amazon Watch en el correo electrónico.
Rainforest Action Network, otro importante grupo ambientalista estadounidense, arremetió también contra Chevron por el derrame en Brasil y difundió una advertencia a otros países que estén pensando en hacer negocios con la compañía estadounidense.
«Países como Brasil deberían cuidarse de hacer negocios con Chevron, considerando cuánto tiempo ha evadido el gigante petrolero su responsabilidad por sus crímenes ambientales en Ecuador», afirma Ginger Cassidy, funcionaria de la organización.
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