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Greenpeace denuncia que la contaminación radiactiva de Fukushima se acumula en los ecosistemas marinos



MADRID, ESPAÑA// Bajo el lema «Cerremos ya las centrales nucleares», un grupo de más de 70 entidades, entre ellas Greenpeace, agrupadas en torno a la Coordinadora «Tanquem les Nuclears» ha convocado para el domingo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, una manifestación para reclamar al Gobierno socialista un cierre urgente de las centrales nucleares españolas.

La manifestación comenzará a las 12:00 horas desde Pla del Palau, junto al edificio de la Delegación de Gobierno.

Dos meses y medio después, el accidente nuclear de Fukushima sigue activo. Greenpeace recuerda que la situación de los reactores no está controlada y se sigue emitiendo radiactividad al medio ambiente. Importantes cantidades de yodo-131, cesio-137 se han emitido ya; también se ha detectado plutonio-239 y estroncio-90, entre otros elementos radiactivos. Ya hay cientos de miles de personas afectadas por la radiación. La organización ecologista insiste en que el Gobierno japonés debe evacuar todas las poblaciones que están a 40 km de distancia de la central nuclear.

Nuevos resultados de los análisis de algas, pescado y mariscos recogidos por Greenpeace a lo largo de la costa de Fukushima.

Greenpeace ha publicado hoy los últimos resultados de su programa de investigación y monitorización de la contaminación radiactiva en el medio marino a lo largo de la costa de Fukushima.

A principios de mayo, equipos de expertos en control y protección radiológica de Greenpeace, presentes tanto en la costa como en el mar -a bordo del Rainbow Warrior-, recogieron muestras de peces, mariscos y algas a lo largo de la costa de Fukushima y en el mar, fuera del radio de 12 millas de aguas territoriales japonesas (por imposición del Gobierno japonés) (2). Estos materiales fueron enviados a laboratorios profesionales en Francia y Bélgica  (3) para su análisis en profundidad (Laboratorio francés ACRO, certificado por la Agencia de Seguridad Nuclear francesa -ASN- y Centro de Investigación Nuclear belga SCK CEN).  

Los resultados de los análisis muestran que la situación en el océano a lo largo de la costa de Fukushima es más preocupante de lo que inicialmente se pensaba puesto que exponen que los niveles de contaminación radiactiva de algunas de las muestras de algas analizadas son más de 50 veces mayores que los límites de seguridad oficialmente establecidos. Además, y lo que es peor, indican también que la contaminación radiactiva se está extendiendo sobre un área mucho mayor de lo que se pensaba, y que se está acumulando en la vida marina en lugar de dispersarse, como habían previamente asegurado las autoridades japonesas.

Se ha comprobado que las muestras analizadas contienen altos niveles de contaminación por yodo radioactivo junto con importantes niveles de cesio radiactivo, lo que plantea serias preocupaciones sobre los riesgos a medio y largo plazo para la salud de las personas y del medio ambiente a causa de la contaminación radiactiva del medio marino.

Greenpeace considera que estos resultados demuestran la poca credibilidad de la respuesta de las autoridades japonesas ante la crisis nuclear de Fukushima y la contaminación del medio marino que este accidente está provocando. «De forma irresponsable, el Gobierno japonés está llevando a cabo un programa de monitorización de la radiación en el medio marino muy limitado, e insiste falsamente en que la radiactividad se está diluyendo y/o dispersando en el agua del mar cuando en realidad se está acumulando en los seres vivos», ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.

El yodo-131 tiene una vida media radiactiva de alrededor de ocho días, corta en comparación con la de los isótopos de cesio (vida media de dos años en el caso del cesio-134 y cerca de 30 años en el del cesio-137). Greenpeace considera importante hacer hincapié en que, a pesar de lo que están afirmando las autoridades, los riesgos radiactivos no están disminuyendo gracias a la dilución o dispersión de estos materiales, si no que, por el contrario, la radiactividad se está acumulando en la vida marina. Esto podría tener efectos graves y prolongados en el ecosistema marino y en todos aquellos seres vivos que dependen de éste para su subsistencia.

La mayoría de las muestras de pescado y marisco recogidas por Greenpeace contiene niveles de radiactividad por encima de los límites legales de contaminación para los alimentos. La contaminación de los alimentos es sólo una de las múltiples fuentes de exposición crónica a la radiación a la que se verán sometidas todas las personas que vivan en la región de Fukushima.

Asimismo, la organización ecologistas considera inadmisible que las autoridades japonesas hayan elevado los límites oficiales de exposición a la radiación desde 1 milisievert por año (1 mSv/año) a 20 mSv/año para todo el mundo, incluyendo a los niños.



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