MADRID, ESPAÑA// Veinticinco años después del accidente nuclear, un equipo de científicos y expertos en protección radiológica de Greenpeace ha descubierto altos niveles de contaminación radiactiva en alimentos básicos de diversas localidades de Ucrania afectadas por la contaminación radiactiva de Chernóbil.
Greenpeace ha decidido hacer estos análisis tras la decisión del Gobierno ucraniano de finalizar su realización, una decisión que la organización ecologista considera equivocada.
Greenpeace ha encontrando en un pueblo de la región de Rivnenska (1) el isótopo radiactivo cesio-137 en el 93% de las muestras de leche recogidas. El cesio 137, con una vida media de 30,1 años (2), aparece en esas muestras de leche en un nivel entre 1,2 y 16,3 superior al considerable aceptable en Ucrania (3).
«Nuestros análisis han encontrado altos niveles de radiactividad causados por el desastre de Chernóbil en las muestras de comida. Los niveles más peligrosos se encontraron en alimentos clave como leche, bayas y setas, y en muchos casos los niveles de cesio radiactivo excedieron los niveles tolerados en Ucrania», ha declarado Iryna Labunska, científica de Greenpeace. «Existe la necesidad urgente de continuar analizando con rigor y de manera científica la contaminación por isótopos radiactivos de las tierras de cultivo y de pasto en las áreas afectadas de Ucrania».
La radiactividad emitida como resultado de las explosiones de la central nuclear de Chernóbil tuvieron graves consecuencias que afectaron a muchos países. Solo en Ucrania, 18.000 kilómetros cuadrados de tierra de cultivo quedaron contaminados. Al igual que el 40% de los bosques del país, que corresponde a un área de 35.000 kilómetros cuadrados. En total, según Naciones Unidas, 160.000 km2 de Ucrania, Bielorrusia y Rusia quedaron contaminados con niveles de más de 1 Curio/Km2 de cesio-137, una cantidad que hace inhabitable esas zonas. Esa extensión de terreno equivale a casi una tercera parte de la superficie de España.
Durante los años posteriores al accidente, el Gobierno ucraniano ha realizado análisis regulares de alimentos producidos en las áreas contaminadas, y el Ministerio de Emergencias y Asuntos de Protección Pública publicaba los datos. Sin embargo, durante los últimos dos años este control no se está llevando a cabo, lo que ha causado que este importante registro de datos histórico quede incompleto.
«Incluso después de 25 años, la población que vive a cientos de kilómetros de Chernóbil continúa todavía expuesta a niveles de radiación peligrosos a través de la comida de origen local. Exigimos al Gobierno ucraniano que continúe realizando controles», ha dicho Aslihan Tumer, responsable de energía de Greenpeace Internacional. «En Fukushima, ya estamos viendo una situación similar con la aparición de contaminación en leche y hortalizas. Si queremos que accidentes como el de Chernóbil y Fukushima no se produzcan en el futuro, los gobiernos tienen que abandonar la energía nuclear e invertir en eficiencia energética y fuentes de energía renovables que son limpias y seguras».
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