MONTREAL, CANADA//El presidente y director ejecutivo de Peabody Energy, Gregory H. Boyce, delineó hoy un plan de varios pasos para eliminar la pobreza y la inequidad energéticas mediante la liberación del poder del carbón para fomentar la seguridad de la energía, generar estímulo económico y crear soluciones medioambientales.
El «Plan Peabody» se presentó durante un discurso destacado que tuvo lugar en el XXI Congreso Mundial de la Energía de Montreal, encuentro que constituye un lugar de reunión de líderes energéticos globales provenientes de cerca de cien naciones miembros que se convoca cada tres años.
Boyce solicitó un mayor uso del carbón para expandir la electrificación e impulsar la creación de trabajos y de economías globales, a la vez que instó la implementación de tecnologías carboníferas ecológicas para alcanzar objetivos medioambientales.
«La mayor crisis que enfrentamos en el siglo XXI no se relaciona con el medioambiente a futuro tal como lo predijeron los modelos informáticos, sino una crisis humana que en la actualidad podemos resolver. Durante mucho tiempo, muchas personas se han centrado en el juego incorrecto», dijo Boyce.
«Por cada persona que ha expresado una meta de gases del efecto invernadero para el 2050, necesitamos otras diez personas u organismos que trabajen en favor de un acceso energético amplio. Solo cuando tengamos una economía en crecimiento, efervescente y global que ofrezca acceso energético y una mejor condición humana para los miles de millones que no poseen estos elementos podremos acelerar los avances en relación con el medioambiente, tales como una reducción en los gases del efecto invernadero».
Boyce remarcó que existen 3.600 millones de personas en el mundo -más de la mitad de la población mundial- que no poseen un acceso energético adecuado. Otros 2.000 millones necesitarán energía a medida que la población continúe creciendo en las próximas dos décadas. Estas predicciones implican que el mundo va en camino a tener entre 5.000 y 6.000 millones de personas sin un acceso adecuado a la electricidad en tan solo 20 años.
«Los estudios – y el puro sentido común – nos revelan que el acceso a la electricidad ayuda a que la gente viva más y mejor. Y, sin embargo, cada año perdemos más de 1,5 millones de personas debido a los efectos de la pobreza energética», dijo Boyce. «No podemos darles la espalda a estas brutales estadísticas. Debemos poner a las personas en primer lugar. Ellas son el valor primero».
Boyce instó a reconsiderar las prioridades para cumplir lo siguiente:
- Eliminar la pobreza energética como primera prioridad.
- Crear acceso energético para todos para el 2050.
- Promover todas las formas de energía para acceso a largo plazo, reconociendo que el carbón es el único combustible que puede cumplir la creciente demanda energética mundial.
- Implementar tecnologías carboníferas avanzadas en vistas de generar emisiones cercanas a cero.
Boyce puntualizó que reemplazar los aproximadamente 1.000 gigavatios de plantas de carbón tradicionales con plantas supercríticas impulsaría una importante reindustrialización global y enormes reducciones de dióxido de carbono sin utilizar captura ni almacenamiento de carbono.
El reemplazo de las plantas más antiguas crearía $4,3 billones en beneficios económicos y 21 millones de nuevos trabajos en la construcción durante un ciclo de cuatro años hasta que se completen las obras, según un estudio de Management Information Services de Washington, D.C. Las emisiones de dióxido de carbono que se evitarían equivaldrían a eliminar más que la totalidad de autos de pasajeros de los Estados Unidos. El Plan Peabody insta a lograr los siguientes objetivos:
1. Trabajar para eliminar la pobreza energética e impulsar las economías globales asegurando que al menos la mitad de la nueva generación se abastezca de carbón, la fuente de energía de carga base dominante en el mundo.
2. Reemplazar los 1.000 gigavatios de plantas de carbón tradicionales con plantas supercríticas y ultrasupercríticas, que son más eficientes y están preparadas para capturar el carbono.
3. Desarrollar al menos 100 proyectos importantes en todo el mundo que capturen, almacenen o utilicen el dióxido de carbono de plantas de carbón dentro de 20 años.
4. Implementar importantes proyectos de carbón a gas, carbón a químicos y carbón a líquidos en todo el mundo durante los próximos 10 años. Tales plantas están en pleno desarrollo en China; desarrollarlas en otros lugares reduciría la riesgosa dependencia del escaso petróleo y el volátil gas natural.
5. Comercializar e implementar tecnologías carboníferas limpias de próxima generación a fin de lograr una continuada mejora en el medioambiente y, en última instancia, emisiones cercana a cero.
El carbón es el combustible que más rápido crece en el mundo, y su uso se expandió cerca del 50% durante la última década. «Cada incremento multiplicado por diez en la electricidad está asociado con un sensacional aumento de diez años de vida», dijo Boyce. «El carbón es el único combustible sustentable con la escala para satisfacer las necesidades energéticas primarias de las crecientes poblaciones y economías del mundo».
El plan de Peabody podría llegar a eliminar la pobreza y la inequidad energéticas y asegurar un acceso global completo a la electricidad para el 2050. Boyce dijo que el progreso socioeconómico del mundo en vías de desarrollo también es tarea de los líderes de las naciones desarrolladas. «La pobreza y el estancamiento energético azotan del mismo modo, independientemente del color de bandera de uno».
El Consejo Mundial de la Energía se estableció en 1923 y es una organización multienergética con comités miembros en 100 países. El Congreso de 2010 ha reunido a más de 5.000 líderes mundiales del campo de la energía de la industria, los Estados, el mundo académico, las organizaciones internacionales y las asociaciones industriales.
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