El cambio climático es uno de los problemas más graves al que se enfrenta la humanidad. Numerosos estudios científicos alertan desde hace años de los impactos y efectos de las emisiones humanas de CO2 a la atmósfera y, según la ONU, 150 millones de personas deberán migrar de sus territorios de aquí a finales de siglo debido al calentamiento del planeta. El informe Stern, encargado por el Gobierno británico, aborda, por su parte, las consecuencias económicas del calentamiento de la tierra precisando que la economía mundial caerá un 20% si no se frena el calentamiento del planeta.
Ante estos informes evidentes donde se habla de desertificación, inundaciones de territorios, deshielos o refugiados climáticos, cada vez existe una mayor preocupación medioambiental. Los responsables políticos se están dando cuenta de que hay que actuar, y rápido, para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. La cumbre del clima, reunida recientemente en Nairobi –Kenia-, ha debatido medidas urgentes ante los efectos del calentamiento global del planeta con el fin de que los países más contaminantes tengan compromisos reales para contener las emisiones y evitar un cambio climático cada vez más notable.
Es incuestionable que el sector energético, muy dependiente de los combustibles fósiles, juega un papel decisivo en las estrategias para evitar el cambio climático. Y debido a la preocupante situación medioambiental, es indispensable impulsar las fuentes de energía no emisoras de CO2. En lo que se refiere al suministro de electricidad respetuoso con el medio ambiente, hoy en día existen dos importantes líneas de actuación: la utilización de las fuentes renovables y de la energía nuclear. Ambas, son imprescindibles y complementarias y, al no emitir gases contaminantes ni partículas causantes del efecto invernadero, ayudan a frenar el cambio climático.
No obstante, tal y como señala Michael Moore, uno de los fundadores de Greenpeace, “la energía nuclear será durante cierto tiempo la única fuente de electricidad capaz de suministrar energía en cantidades importantes sin afectar al cambio climático”. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su último informe sobre las “Perspectivas energéticas mundiales 2006”, ha querido hacer hincapié en la necesidad inmediata de construir nuevas centrales nucleares como respuesta al encarecimiento de los productos petrolíferos o las emisiones de gases contaminantes. En resumen, la AIE cree que los gobiernos tienen que cambiar de política energética y considera que las centrales nucleares son una herramienta esencial para asegurar el abastecimiento eléctrico y la lucha contra el cambio climático.
Y es que ante el grave problema medioambiental, la gran dependencia de los combustibles fósiles y el incesante incremento de la demanda, que va intrínsicamente ligado al desarrollo económico y social, surgen cada vez más voces que dicen SÍ a la energía nuclear. Dirigentes políticos de algunos países como Francia, Finlandia, Gran Bretaña, Estados Unidos, China o India lo han entendido así y, ante la gran dependencia de los combustibles fósiles y el incremento constante de la demanda, consideran fundamental apostar por la continuidad de este tipo de energía e incluso por la construcción de nuevas plantas nucleares.
Precisamente Finlandia, uno de los países más respetuoso con el medio ambiente, está construyendo su quinto reactor nuclear y hay estudios que plantean la construcción de una sexta unidad. Francia, el país de la Unión Europea que más apuesta por la energía nuclear, y donde el 79% de su electricidad proviene de las 59 centrales nucleares que tiene en funcionamiento, construirá próximamente un nuevo reactor avanzado, al que previsiblemente le seguirán otros de nueva generación. Por otro lado, China construirá 20 reactores en los próximos 10 años. Estados Unidos, que también ha hablado de la posibilidad de construir nuevas centrales en un futuro, ha decidido, por el momento, alargar la vida de 44 de sus reactores hasta los 60 años.
Holanda o Suiza son otros de los países que, al igual que EE.UU, han decidido operar a largo plazo algunas de sus centrales. España tendrá que seguir por este camino. La operación a largo plazo del parque nuclear español existente, con todas las garantías de seguridad, va a ser imprescindible. Pero en las próximas décadas necesitará de un nuevo desarrollo nuclear de manera que la contribución a la energía nuclear al mercado eléctrico pase del 20% actual al 35%. Gracias al esfuerzo mantenido para apoyar el funcionamiento de las centrales nucleares españolas, España dispone de una capacidad tecnológica que le permite participar en el nuevo desarrollo nuclear que ya está teniendo lugar de manera destacada en Asia, Rusia, Estados Unidos o Europa.
El funcionamiento continuado del parque nuclear en España es la primera opción para obtener un suministro eléctrico seguro, competitivo y respetuoso con el medio ambiente y, por tanto, es una prioridad para la industria española y para la economía, necesitada de fuentes energéticas que le permitan mantener su competitividad. En definitiva, para garantizar un suministro eléctrico fiable, económico y respetuoso con el medio ambiente, así como la competitividad de la economía y el bienestar de la sociedad, son absolutamente necesarios los ocho reactores que hay en funcionamiento en España, así como otras centrales de nueva construcción en un futuro próximo.
Ante los retos energéticos de futuro y los graves problemas medioambientales es imprescindible impulsar medidas de ahorro y eficiencia energética, desarrollar todo lo posible las energías renovables y seguir utilizando e impulsando la energía nuclear.
Escrito por Eduardo González Gómez, presidente del Foro de la Industria Nuclear Española
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