Desde hace más de una década, las sucesivas cumbres internacionales que debaten sobre la mitigación del cambio climático, y por extensión sobre el desarrollo sostenible mundial, vienen caracterizándose por finalizar con declaraciones de intenciones similares y por rodearse, durante los días de celebración y con toda la potencia de los medios de comunicación, de las mismas opiniones.
A los participantes ya se les conoce por sus posturas, a unas ocasiones a favor, en otras en contra. A continuación se relatan las más comunes:
- Países comprometidos. Manifiestan su compromiso con la reducción de las emisiones de CO2, así como con el uso de las energías renovables. La UE, por ejemplo, ha desempeñado el papel líder mundial en este contexto, si bien actualmente parece que ha perdido parte de su capacidad. Sus mejores logros han sido la puesta en marcha de una legislación medioambiental, así como de programas de reducción de emisiones.
- Países en contra. Constituyen verdaderos grupos de presión al estar en desacuerdo con los pactos globales, fundamentalmente por anteponer sus intereses económicos. El más representativo es EEUU, que por desgracia es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Además, EEUU parece ir en contra de la tendencia mundial, pues en 2001 anunció una política de aumentos significativos de las emisiones de gases. Otro ejemplo son los grandes exportadores de petróleo (OPET), contrarios a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por considerar que afectarían negativamente a sus exportaciones de crudo.
- Países en vías de desarrollo. No tienen fijados objetivos pero se empieza a debatir su implicación futura, sobre todo de los gigantes China, India y Brasil.
- Países pobres. Se niegan a asumir compromisos exigiendo que los ricos cumplan antes los suyos, pues el protocolo de Kioto sólo obliga a los países desarrollados a reducir sus emisiones, para los que establece objetivos y fechas.
- Organizaciones ecologistas. Representan las posturas más a favor del medio ambiente y las más alejadas de las decisiones políticas, como Greenpeace o WWF. Echan de menos más compromisos y planes operativos realistas como objetivos y calendarios para llevar a cabo las decisiones. Sus mejores armas son las manifestaciones paralelas a las convenciones y la repercusión en los medios de comunicación.
- Las empresas comprometidas. Grandes grupos industriales como The Body Shop o IKEA han manifestado su intención de reducir sus emisiones de CO2 mediante la inversión y el uso de energías renovables.
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