secundaria

La eficiencia energética (parte 2)



Las tasas de equipamiento en electrodomésticos (en equipos por hogar) han aumentado considerablemente. En 1990 había 99 frigoríficos por cada 100 hogares, y en 2000 se llegó a la total saturación, con 102 por cada 100 hogares. En lavadoras se pasó de 94 en 1990 a 98 en 2000, y en televisores de 121 unidades por cada 100 hogares en 1990 a 148 en 1999. Los lavavajillas pasaron de sólo 8 por cada 100 hogares en 1990 a 27 en 2000 (se llegará al 49% en el año 2010), y mientras que en 1990 sólo el 2% de los hogares tenían aire acondicionado, en 2000 ya eran el 12%.

Los electrodomésticos, incluidos los ordenadores, microondas y pequeños electrodomésticos, representaron en 1999 el 47,5% de los consumos domésticos de electricidad: frigoríficos el 21% del total de la electricidad, televisores el 12%, lavadoras el 5%, lavavajillas el 1%, y otros (ordenadores, microondas, planchas o pequeños electrodomésticos) el 9,5%. La iluminación representó el 24%, el aire acondicionado el 0,2%, y el 25% corresponde a usos térmicos ineficientes (calefacción, agua caliente y cocina) que deberían ser sustituidos por otras fuentes, como gas natural, GLP y energía solar.

Los frigoríficos consumen más del 21% de la electricidad, y sin embargo la cuota de mercado de los equipamientos más eficientes es ínfima: sólo el 0,3% de las ventas en España en 1996 correspondieron a la clase A (la más eficiente), según un estudio realizado dentro del programa SAVE, porcentaje incluso inferior al de 1994, mientras aumentaron las ventas de los equipamientos menos eficientes (clases F y G). En 1998 los consumos medios anuales de los frigoríficos/congeladores en España ascendieron a 497,9 kWh, frente a sólo 293 kWh en Alemania.

Para el año 2010, según el llamado escenario “Ahorro Base” del IDAE, el consumo doméstico de electricidad crecerá a un ritmo del 2,6% anual y su distribución será la siguiente: usos térmicos el 33%, iluminación el 21%, frigorífico el 15%, televisor el 11%, lavadora el 4%, lavavajillas el 2,5%, aire acondicionado el 0,3% y otros el 12%. El aumento futuro del consumo eléctrico residencial se deberá sobre todo al aumento de los hogares equipados con lavavajillas, ordenadores, microondas, cocinas vitrocerámicas eléctricas, sistemas eléctricos de calefacción de acumulación nocturna, secadoras (en el norte de la Península), y nuevos electrodomésticos con control remoto y función de espera.

La iluminación, a pesar de que cada vez se venden más lámparas de bajo consumo (fluorescentes compactas), seguirá aumentando, aunque a tasas inferiores al del conjunto del consumo eléctrico, a causa del mayor número de puntos de luz y el aumento de la venta de lámparas halógenas de gran potencia. En 1990 sólo el 27% de los hogares tenían calefacción central, ya fuera individual o colectiva, mientras que en 1998 el porcentaje ascendía al 40%. Para el año 2010 se consumirán en calefacción entre 7,6 Mtep y 6,4 Mtep (en el escenario de Ahorro).

El aire acondicionado ha tenido un fuerte crecimiento, y lo seguirá teniendo, pero con escasa repercusión en los consumos absolutos. El aumento de la renta, el descenso de las tarifas eléctricas y de los precios energéticos en general y la falta de políticas oficiales para promover el ahorro y la eficiencia, explican el aumento del consumo energético en el sector residencial.

Comercio y servicios

El consumo final de un sector tan complejo y diverso como los servicios representó en 2000 el 8,5% del total (6,66 Mtep sobre un total de 78 Mtep), aunque ha registrado un importante aumento, pues en 1995 ascendía a 5 Mtep, y para el año 2010 llegará a 8,7 Mtep en el “Escenario Tendencial” (0,9 tep/empleado) o a 7,8 Mtep en el escenario “Ahorro Base” (0,81 tep/empleado). La electricidad representó el 67% del total del consumo en 1999, mientras que en 1980 representó sólo el 42,5% del total. Dentro del sector servicios, en 2000 el consumo final se repartió de la siguiente manera: oficinas el 33%, restaurantes y alojamientos el 30%, comercio el 22%, hospitales el 11% y educación el 4%.

La intensidad energética del sector servicios se ha incrementado en un 29% desde 1985, y entre 1990 y 2000 ha crecido a una tasa anual del 2,7%, mientras que en la Unión Europea se ha reducido en un 1% anual. En cuanto a los usos, el aire acondicionado representó el 21,1%, la energía eléctrica para alumbrado público el 5,1%, la electricidad para usos específicos el 24,6% (19% para iluminación, 4% para ofimática y 1,6% para ascensores y otros), la electricidad para usos térmicos el 8,8% y la energía no eléctrica para usos térmicos el 40,3% (calefacción y agua caliente).

Para el año 2010, el aire acondicionado representará el 27,7%, la energía eléctrica para alumbrado público el 4,4%, la electricidad para usos específicos el 22,2%, la electricidad para usos térmicos el 8,6% y la energía no eléctrica para usos térmicos el 37,1%. El consumo en alumbrado público podría reducirse en un 20%, y con este fin el IDAE ha elaborado en 2002 una propuesta de Ordenanza Municipal de Alumbrado Exterior.

Transporte

El consumo final del transporte representó en 2005 el 36,4% del total (39 Mtep sobre un total de 107 Mtep), aunque ha registrado un importante aumento, pues en 1995 ascendía a 26 Mtep, y para el año 2011 llegará a 46,4 Mtep. La carretera representó el 79,5% del total del consumo en 2000, mientras que en 1980 representó el 69% del total, el transporte aéreo el 13,7%, el marítimo el 4,2% y el ferrocarril el 2,6%. La intensidad energética del transporte se incrementó un 1,2% de media anual entre 1990 y 2000. El consumo de los vehículos privados representa el 45% del total de la carretera.

Aunque el consumo específico de los vehículos diesel se ha reducido en un 18% entre 1980 y 1999, y los de gasolina en un 11,7% en el mismo periodo, han aumentado los recorridos de los vehículos de gasolina, y sobre todo ha aumentado el parque de vehículos, que se ha triplicado entre 1975 y 1995, y cada vez se utilizan vehículos de mayor tamaño y consumo, como los monovolúmenes y los todoterrenos. La Comisión Europea y la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles han llegado al compromiso de reducir en un 25% el consumo para la media de las ventas entre 1995 y 2008. El consumo medio de los turismos de gasolina en el año 2001 ascendió a 7,6 litros por cada 100 km, con unas emisiones de CO2 de 182 gramos por kilómetro, y el de los turismos de gasóleo ascendió a 6,2 litros por cada 100 km, con unas emisiones de CO2 de 165 gramos por kilómetro, cifras muy superiores a los 140 gramos/km que establece como objetivo la Comisión Europea para el año 2008.

El transporte de mercancías por carretera ha tenido un gran crecimiento, desplazando a otros modos más eficientes, como el ferrocarril. En cuanto al transporte aéreo, las previsiones de AENA apuntan a que el tráfico de pasajeros en los aeropuertos españoles se multiplicará por 2,1 entre 1995 y 2010. Las reducciones de los consumos específicos no podrán compensar el enorme aumento de la demanda; el consumo pasará de 4,2 Mtep en 1999 a 6,4 Mtep en el año 2010 en el escenario tendencial y 5,9 Mtep en el Ahorro Base. Las emisiones de CO2 del transporte aumentarán un 73% entre 1990 y 2010 en el escenario tendencial.

De no haber nuevas políticas, como una nueva fiscalidad ecológica, trasvase del tráfico de viajeros y mercancías a los modos más eficientes, la obligatoriedad del etiquetado ecológico de los vehículos, actuaciones urbanísticas y territoriales que reduzcan la necesidad de desplazamientos y campañas para cambiar los hábitos más insostenibles, las emisiones y el consumo de energía seguirán creciendo. La aportación prevista de los biocarburantes en el Plan de Energías Renovables, 2,2 Mtep, reducirá las emisiones anuales en 1,96 millones de toneladas de CO2 en 2007.

Agricultura

El consumo final de la agricultura representó en 2000 el 3,3% del total (2,5 Mtep sobre un total de 78 Mtep), con un ligero aumento, pues en 1996 ascendía a 2,1 Mtep. Las cifras varían según la fuente, pero no son muy importantes. El sector engloba también la pesca, sometida a una fuerte reestructuración.

Industria

El consumo final de la industria, incluyendo los usos no energéticos, representó en 2005 el 36,6% del total (39,2 Mtep sobre un total de 107 Mtep), aunque ha registrado un aumento muy inferior al de otros sectores, y para el año 2011 llegará a 45,6 Mtep, incluyendo los usos no energéticos, que pasarían de 5.318 ktep en 1990 a 9.004 ktep en el año 2010. Las emisiones de CO2 de la industria aumentarán un 33% entre 1990 y 2010 en el escenario tendencial. La intensidad energética del sector industrial viene disminuyendo desde hace 20 años, a diferencia de lo que sucede en el resto de los sectores, debido a que la mayor parte del consumo (casi el 90%) se concentra en poco más de un millar de industrias, y es más fácil actuar, aunque en el año 2000 aumentó en un 8,9%, debido a que el consumo creció un 13,9% y el valor añadido bruto sólo un 4,6%.

La eficiencia energética de la industria ha mejorado un 22% entre 1980 y 1999. La intensidad energética del sector industrial se redujo en un 10,6% desde 1990 en términos acumulativos y un 5,6% en 1999, sobre todo en los sectores más intensivos en energía y donde ésta representa un mayor porcentaje de los costes, aunque se vienen produciendo aumentos de la intensidad eléctrica. El consumo de electricidad en la industria pasó del 27% en 1995 al 30% en 2000, y el gas natural del 23% del consumo final de la industria en 1995 al 38% en 2000. Los sectores industriales más intensivos en energía son cemento, vidrio y cerámica (6.175 ktep en 2000, 25,5% del consumo energético industrial, 5,1% del valor añadido industrial), la industria química (3.747 ktep, 15,5% del consumo energético industrial, 6,5% del valor añadido industrial), pasta y papel (2.077 ktep, 8,6% del consumo energético industrial, 4% del valor añadido industrial), siderurgia y fundición (2.776 ktep, 11,5% del consumo energético industrial) y metalurgia no férrea (1.164 ktep, 4,8% del consumo energético industrial); estos dos últimos sectores, con el 15,9% del consumo energético industrial, representan sólo el 4% del valor añadido industrial.

En la actualidad siguen existiendo grandes posibilidades de mejora de la eficiencia energética, sobre todo en la producción de etileno, siderurgia y pastas papeleras. Con los apoyos adecuados, sería factible ahorrar más de un 20% de la energía, produciendo lo mismo que en la actualidad, mediante el impulso de la cogeneración, el empleo de bombas de calor, control de procesos o el aprovechamiento de los residuos, entre otras tecnologías. Además hay que destacar la pérdida de peso de los sectores industriales más intensivos en energía. La industria utiliza la energía básicamente para tres aplicaciones: calentamiento, fuerza motriz y generación de vapor.

Gestión de la demanda eléctrica

El enfoque de oferta es el que determina toda la planificación del sector eléctrico, encaminada a aumentar la oferta y a dar por hecho que la demanda de electricidad seguirá creciendo, y que tal crecimiento es deseable, pues supone un mayor bienestar. Desde nuestro punto de vista tal enfoque es erróneo, por varias razones:

  • La población demanda servicios, como calor, refrigeración o iluminación, y no más electricidad.
  • Existen las condiciones tecnológicas y económicas para proporcionar los servicios energéticos con un consumo menor de energía, y de electricidad en particular.
  • Hay muchas razones para disminuir el consumo de energía, y de electricidad en particular. En primer lugar están los costes ambientales, desde el cambio climático a los residuos radiactivos. En segundo lugar las geopolíticas y económicas: el 80% de la energía primaria se importa, con costes importantes (déficit exterior) e incertidumbres políticas. Además están los costes de oportunidad: una menor demanda permitiría liberar una importante cantidad de capital para ser invertida en otros sectores que generan más empleos.

Un nuevo enfoque de demanda permitiría mantener el bienestar y el desarrollo económico, disminuyendo el consumo energético, y eléctrico en particular, proporcionado los mismos servicios con un menor consumo. Pero para ello creemos que se deben dar algunas condiciones.

  • Voluntad política, consenso social y explicación clara y detallada a la ciudadanía, por los cauces democráticos.
  • Una nueva fiscalidad ecológica, que internalice los costes ambientales y sociales de la producción de energía, y de la electricidad en particular (residuos radiactivos, lluvias ácidas, contaminación atmosférica, cambio climático, pérdida de biodiversidad), sin aumentar la carga fiscal. Igualmente se deben reducir de forma paulatina las subvenciones directas e indirectas de los combustibles fósiles y la energía nuclear. Parte de la fiscalidad ecológica se debe destinar a la financiación de programas finalistas encaminados a prestar los mismos servicios con un menor consumo energético.
  • Los programas de gestión de demanda los deben gestionar entes públicos, pues serían un fracaso en manos de las empresas eléctricas, interesadas en facturar más electricidad, y que en muchos casos han aprovechado los supuestos programas de gestión de la demanda para introducir nuevos equipos (acumuladores nocturnos o bombas de calor) que lo único que hacen es aumentar aún más el consumo eléctrico.
  • El empleo de las mejores tecnologías existentes para aumentar la eficiencia podrían permitir ahorrar 41 TWh. El empleo de las tecnologías más avanzadas, aún no suficientemente desarrolladas, permitiría disociar el crecimiento del PIB del aumento consiguiente del consumo energético. El coste de cada kWh o julio ahorrado casi siempre es inferior al que supondría producirlo, sobre todo si se consideran las externalidades. Tal ahorro mediante el aumento de la eficiencia podría ser un elemento clave para que España cumpliese los compromisos adquiridos con la ratificación en el Congreso de los Diputados del Protocolo de Kioto, y además es la opción más competitiva, y menos costosa.

Referencias de internet

http://www.idae.es http://www.unesa.es http://www.mineco.es/ http://www.mma.es/ http://www.mma.es/oecc http://www.cne.es/ http://www.mundoenergia.com/ http://www.ree.es/ree-home.htm http://www.omel.com/ http://www.mcyt.es/ http://europa.eu.int/pol/ener/index_es.htm http://europa.eu.int/comm/dgs/energy_transport/index_es.html http://europa.eu.int/comm/dgs/energy_transport/index_en.html http://europa.eu.int/comm/energy/en/pfs_55_en.html http://europa.eu.int/comm/energy/en/pfs_save_en.html http://europa.eu.int/scadplus/leg/es/lvb/l27016b.htm http://www.enr-network.org/index2.lw http://europa.eu.int/comm/dgs/energy_transport/en/links_en.html http://www.iea.org/ http://www.weea.org/ http://europa.eu.int/comm/eurostat/ http://www.ine.es/ http://www.foronuclear.org/ http://www.appa.es http://www.ciemat.es http://www.cogen.org http://www.energias-renovables.com http://www.icaen.es http://www.ehn.es http://www.eufores.es http://www.gamesa.es http://www.isofoton.es http://www.bpsolar.com

Referencias bibliográficas 

José Ignacio Pérez Arriaga et al (2005), Libro Blanco del Sector Eléctrico. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Madrid. *Grupo de Prospectiva IDAE/MINER/MEH (2000). Perspectiva Energética y CO2. Madrid. *IDAE (2005). Plan de Energías Renovables en España 2005-2010. Madrid. *IDAE (2005). Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012. Madrid. *Ministerio de Medio Ambiente (2006). Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión 2008-2012. (Madrid). *Ministerio de Economía. Estadística de Energía Eléctrica. Varios años. *Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (2006). Revisión 2005-2011 de la Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas 2002-2011. 

José Santamarta Flórez es director de la edición española de la revista World Watch. http://www.nodo50.org/worldwatch/



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