No somos políticos. Tampoco jeques del petróleo ni directivos de multinacionales. Somos ciudadanos que observan el entorno y no comprenden cómo los que tienen la capacidad de tomar decisiones no lo hacen.
Pasan los años y vemos delante de nosotros sucesivas reuniones medioambientales que pretenden alcanzar acuerdos para evitar el calentamiento global del planeta. ¡Nada más y nada menos que discutir la destrucción del planeta! ¿No se dan cuenta de que no hablamos de acordar cuotas comerciales sino de alcanzar cuotas para vivir? ¿Acaso el poder ciega la conciencia medioambiental que algo tan evidente como la protección del entorno se ha de discutir? ¿Son tan poderosos los intereses políticos y económicos que dejan en un segundo plano la seguridad del planeta? Nos da miedo pensarlo.
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